Sin previo aviso en las costas de América aparecieron hombres pálidos y barbudos vestidos con extrañas armaduras y montando grandes bestias de inusual aspecto. Cuando los vieron por primera vez, las varias tribus y civilizaciones nativas de América no sabían con qué intenciones habían llegado, pero rápidamente se dieron cuenta de que no tenían deseos de paz.
La conquista española de América suele ser vista de manera superficial en las escuelas latinoamericanas. Casi siempre, desde un afán euro-centrista se simplifica el complejo choque entre dos culturas completamente diferentes y se reduce la historia a la lucha entre una civilización desarrollada y tribus que aún vivían en la edad de piedra.
Aunque claro, es difícil imaginar que en América hubo grandes civilizaciones antes de la llegada de los españoles cuando hoy en día las lenguas nativas han sido reemplazadas por el español, los templos religiosos son mayoritariamente judeo-cristianos y la infraestructura urbana se basa en la tradición europea.

Pero para lograr consagrar el dominio sobre la tierra, los ibéricos tuvieron que enfrentarse contra un gran número de culturas que no siempre se dejaron aplastar sin antes dar una fuerte lucha. A continuación te contaremos de tres grandes batallas protagonizadas por civilizaciones precolombinas que derrotaron a las incursiones españolas que invadían sus tierras.
1. La Noche Triste:
Si los españoles no hubiesen abusado de la hospitalidad que les ofreció Moctezuma II, quizás los mexica y españoles habrían forjado una relación de fraterna amistad. Sin embargo, la paciencia de los guerreros de Tenochtitlán -la ciudad construida sobre un lago- se agotó después de que los hombres del conquistador Hernán Cortés realizaran la violenta masacre del Templo Mayor.

Liderados por Cuitláhuac, los guerreros de la ciudad asediaron el Palacio de Axayâcatl en el que el ejército de Cortés se había refugiado. Por días los mexica lanzaron flechas y jabalinas contra los españoles, prometiendo que no cesarían su ataque hasta que todos estuviesen muertos.
Viendo que las únicas opciones eran escapar o morir, Cortés esperó el mejor momento para fugarse y en la noche lluviosa del 30 de junio de 1520 salió silenciosamente del palacio junto a su ejército, que cargaba el tesoro robado de Moctezuma, esperando llegar al territorio aliado de Tlaxcala. Sin embargo, fue descubierto mientras cruzaba por el gran puente que llevaba a tierra firme y miles de guerreros salieron a interceptarlo, iniciando la batalla más brutal que el español hubiese visto hasta el momento.

Como Cortés iba a caballo pudo escapar a tierra firme antes de que lo atrapasen los mexica. Desde ahí tuvo una vista privilegiada, presenciando cómo los guerreros mataban a gran parte de su ejército, muchos españoles murieron en combate o ahogados en el agua por el peso de sus armaduras y del oro que no querían dejar. Hoy en día este evento es conocido como «La Noche Triste» porque al haber presenciado tanta muerte y visto cómo se perdió casi todo el tesoro que habían recopilado, Cortés no pudo evitar echarse a llorar.
2. Batalla de Ollantaytambo:
En el año 1537 Manco Inca encabezó la resistencia contra las fuerzas españolas que invadían Perú. En el gran fuerte de Ollantaytambo se enfrentó a Hernando Pizarro, hermano del famoso conquistador Francisco Pizarro, quien comandó un ejército de más de cien soldados españoles y 30 mil aliados nativos con el objetivo de capturarlo y acabar con su insurrección.
A pesar de que Manco había sido en un comienzo amigo de los españoles, los abusos que estos cometieron contra él rápidamente hicieron que se arrepintiese de su alianza. No sólo robaron su casa, le quitaron varias esposas y lo amenazaron de muerte, también lo encarcelaron en tres ocasiones tras no dar suficiente tributo. Cansado de la insolencia, Manco escapó de Cusco y formó un gran ejército con el cual asedió la ciudad en la que había sido captivo. Su objetivo era simple, matar a todos los españoles que ocupaban su tierra.

Después de varios meses de asedio Manco no logró capturar Cusco y se retiró junto a su ejército a Ollantaytambo, donde yacía un enorme fuerte oculto en las montañas. Ahí esperaría a Hernando Pizarro, quien entusiasmado por su victoria en Cusco había organizado una expedición para capturar a Manco. A los hombres de Pizarro les sorprendió el tamaño de la fortaleza y cuando intentaron traspasar los muros fueron recibidos por una lluvia intensa de flechas y rocas que los hizo escapar espantados.
Manco había anticipado que esto sucedería y cuando vio a los españoles corriendo ordenó a sus hombres que los persiguieran y capturaran a Pizarro. Los guerreros incas, equipados con armas españolas capturadas en enfrentamientos pasados, mataron a gran cantidad de españoles y sus aliados en la persecución, pero no pudieron atrapar al comandante español, quien logró volver vivo a Cusco.
Manco no había logrado su cometido, pero la victoria que tuvo en Ollantaytambo elevó tremendamente la moral de sus hombres y le permitió asentar un estado independiente que durante décadas se mantuvo fuera del dominio hispánico.
3. Batalla de Tucapel:
En Tucapel el conquistador Pedro de Valdivia se dio cuenta que no debió haber subestimado a los guerreros mapuche, quienes en 1553 organizaron un ejército para liberar a la región del dominio español.
Valdivia creyó que no necesitaría un gran ejército para derrotar a los mapuche, ya que los consideraba incapaces de pelear de manera organizada, y con una pequeña expedición marchó desde Concepción al fuerte de Tucapel para eliminar una fuerza indígena que había frenado la extracción de las minas de oro.

En la víspera de navidad llegó el español a las ruinas abandonadas de lo que debía haber sido el fuerte y fue sorprendido por un ejército de miles de guerreros liderados por el toqui Caupolicán, quien era asistido por un joven guerrero llamado Lautaro. Este guerrero había sido un esclavo de Valdivia que después de aprender sobre las tácticas militares españolas se fugó para volver con su gente.
Lautaro ideó una ingeniosa estrategia de ataque sistemático contra los españoles con el fin de cansarlos y así poder derrotarlos con más facilidad: en vez de que todos los guerreros lucharan al mismo tiempo, dividiría sus fuerzas en escuadrones que pelearían y se retirarían después de un tiempo para ser reemplazados por una nueva fuerza de guerreros descansados que continuarían inmediatamente la lucha.

Con esta estrategia Valdivia fue completamente derrotado. Los yanaconas que lo auxiliaban escaparon cuando el fracaso se volvió inminente y, con excepción de él y un clérigo que lo acompañaba, todos los españoles murieron en combate. Después de la batalla el conquistador fue ejecutado por los mapuche y su cabeza clavada en una lanza. La gran victoria de Caupolicán y Lautaro probó a los nativos del lugar que los españoles no eran invencibles y cambió para siempre el futuro de la conquista española en Chile.
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